En la mayoría de los casos las personas deciden
donar sangre para sentirse poder ayudar
a los demás. Pese a ser tan sencillo como acudir al centro más cercano,
generalmente la población no lo hace, y entre las razones se encuentran el
miedo a las agujas o el simple hecho de que nunca habían pensado en donar
sangre.
Para concienciarnos sobre la importancia de ello
pasan casi desapercibidos. Sin embargo, existe una razón que pueda hacernos
cambiar de idea: ¡Donar sangre nos
beneficia!
Equilibra los niveles de
hierro en nuestro cuerpo: El hierro
se utiliza por el organismo tanto la falta como el exceso son perjudiciales
para el organismo.
Por cada unidad de sangre
donada, perdemos aproximadamente un cuarto de gramo de hierro. Aunque podemos pensar que esto es malo, ya que la
falta de hierro puede conducir a la fatiga, la disminución del sistema inmune o
a una anemia, los niveles altos de hierro en la sangre pueden ser aún
peores, y lamentablemente son más comunes.
Tienen un riesgo menor de
sufrir un ataque cardíaco.
Mejora el flujo sanguíneo: Vivimos encerrados de agentes que tienen un
potencial nocivo para nuestra sangre, como el tabaco, las radiofrecuencias, el
estrés o el azúcar de nuestra dieta. Todos ellos hacen que nuestra sangre se
hipercoagule, es decir, que se vuelva más densa y fluya con más dificultad.
La hipercoagulación pasa
factura a nuestros vasos sanguíneos,
contribuyendo a su ruptura. Por ello donar con regularidad dentro de los
límites permitidos nos ayuda a que nuestra sangre fluya con mayor facilidad,
preservando el estado de los mismos.
Lo que está claro es que los donantes de sangre no
suelen estar hospitalizados con tanta frecuencia, y si lo hacen, es durante
menos tiempo… Y son menos propensos a sufrir de ataques cardíacos o cáncer.
Nos informa de nuestra
salud: Aunque no nos lo parezca, donar
sangre nos sirve como una pequeña revisión. Se vigila nuestra temperatura y
presión sanguínea, el pulso, o los niveles de hemoglobina. Además, se comprobará si padecemos
enfermedades infecciosas como el VIH, la hepatitis B y C o la
sífilis.
Pero donar sangre no reemplaza al análisis
convencional, solo nos sirve como un indicador de que no padecemos alguna de
estas enfermedades infecciosas.
Alarga nuestra vida: Aunque tenga razones de carácter más social que
científico, donar sangre aumenta nuestra esperanza de vida. Las personas que se
ofrecen voluntarias por razones altruistas como ayudar a los demás, suelen
vivir más que aquellos que se ofrecen voluntarios pensando en lo que obtienen.
Los que donan sangre por estas
razones viven una media de 4 años más. Sin embargo, esto depende del contexto y de la personalidad de cada uno,
donar cada año no es algo fácil, requiere que estemos mentalmente preparados
para ayudar a los demás.
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